¿Se puede congelar el queso?

¿Se puede congelar el queso?

El queso es uno de los principales alimentos acompañantes en nuestro día a día. Podemos utilizarlo para cocinar, para condimentar los platos de pasta, para hacer una lasaña o para servirlo a modo de apertivo sin nada más. ¿Alguna vez te has preguntado si se puede congelar el queso?

Si bien es cierto que el queso sabe delicioso, debido a su origen lácteo es sumamente difícil de conservar, ya que normalmente se daña con mucha facilidad. No obstante, aunque los quesos frescos se vencen rápidamente, los quesos curados y semicurados duran más tiempo en el refrigerador (alrededor de 6 meses). Algunos quesos pueden congelarse, aunque es necesario seguir un procedimiento adecuado para mantener sus propiedades.

En RecetasGratis queremos contarte cuáles quesos pueden congelarse y cuáles no, así como los mejores métodos de conservación y congelación para que te duren la mayor cantidad de tiempo posible. ¡Sigue leyendo!

¿Cuáles quesos se pueden congelar?

No todos los quesos son iguales, pues sus procesos de fabricación y conservación son muy variados. Por esa razón, algunos tipos de queso resistirán la congelación mejor que otros, mientras que algunos perderán su consistencia, sabor o propiedades. A continuación, evaluamos los tipos de queso más comunes para saber si podemos conservarlos en el congelador.

¿Se puede congelar el queso fresco?

No, si te preguntas qué quesos se pueden congelar y qué no lamentablemente este es el tipo de queso que menos debe introducirse en el congelador. Debido a su textura suave y a su alto contenido en suero, no soporta temperaturas tan bajas, haciendo que durante el proceso de descongelación se rompa, se diluya y pierda su sabor y textura. Si es tu única opción, puedes secar su superficie con papel absorbente y luego colocarlo dentro de una bolsa hermética o papel film y llevarlo al freezer.

Dentro del grupo de quesos frescos que no se recomienda congelar destacan los siguientes:

  • Mozzarella
  • Ricotta
  • Mascarpone

¿Se puede congelar el queso azul?

Los quesos azules como el roquefort o el cabrales, que son quesos se ven afectados por hongos y se consideran semicurados, no son quesos adecuados para ser congelados, ya que tienden a desmigajarse. Ahora bien, si conservar o no la estructura del queso no es importante, porque queremos usarlo para preparar una salsa por ejemplo, podemos congelarlo sin problema.

¿Se puede congelar el queso cremoso?

No es recomendable congelar ningún tipo de queso cremoso como el queso camembert o el queso brie, debido a que pierden su consistencia al momento de descongelarse. El caso de los quesos untables o queso crema no es tan grave, ya que durante la descongelación, aunque pierden consistencia, siguen siendo aptos para untar. Así, a pesar de su textura tan cremosa, el queso crema puede congelarse.

¿Se puede congelar el queso de cabra?

Como sucede con los anteriores, no es lo más recomendable, ya que durante la descongelación se quebraría y desmigaría muy fácilmente. No obstante, puesto que su grado de humedad es medio, este tipo de queso no sufre tanto como los quesos frescos y, por tanto, podemos congelar el queso de cabra siguiendo las indicaciones adecuadas, que compartimos al final del artículo.

¿Se puede congelar el queso semicurado?

Estos son los quesos que mejor aguantan las bajas temperaturas y que después de la descongelación mantienen su sabor y textura prácticamente intactos. Quesos como el gouda, gruyere o emmental son excelentes para conservarlos congelados hasta un máximo de 6 meses y puedes envasarlos tanto en bloques como rallados o en láminas.

¿Se puede congelar el queso curado?

Este tipo de quesos se caracterizan por su buena resistencia al clima en general, siendo los que mejor se mantienen a temperatura ambiente. Se pueden congelar, pero debido a su consistencia dura y poco maleable, puede que tienda a desmigajarse después de la descongelación así como también a perder un poco del aroma fuerte que los caracteriza. Uno de los mejores ejemplos es el queso manchego, el cual se puede mantener únicamente refrigerado y sacarlo una hora antes de consumir.

Cómo congelar el queso

Aunque lo parezca, congelar el queso adecuadamente no es tarea sencilla si queremos cuidar de su sabor y fantástico aroma. Además, para cada presentación es necesario seguir unas normas que prevendrán el daño hacia el queso.

Queso rallado

  1. Escoge el queso que deseas congelar rallado. En nuestro caso te recomendamos ampliamente los quesos semicurados y curados.
  2. Ralla el queso con ayuda de un rallador.
  3. Emplea una bolsa de cierre hermético y llénala con el queso dejando un espacio para sacar el aire.
  4. Cierra la bolsa perfectamente intentando que quede completamente plana; si tu refrigerador es de rejillas, ayúdate de una bandeja para horno.
  5. Cuando vayas a utilizar el queso, saca la cantidad justa que vayas a emplear y no descongeles la bolsa en su totalidad.

Bloque de queso

  1. Corta trozos no mayores a 500 g para que el proceso de congelación pueda llevarse a cabo exitosamente.
  2. Envuelve el trozo de queso en papel plástico de cocina y luego fórralo con papel de aluminio o, si lo prefieres, introdúcelo en una bolsa con cierre hermético.
  3. Congela el queso con la fecha en la que lo estás llevando a congelación.
  4. Descongela el trozo que vayas a utilizar, pasándolo del congelador al refrigerador o dejándolo a temperatura ambiente un par de horas.

Queso en lonchas o láminas

  1. Corta trozos de papel encerado del tamaño de las láminas de queso.
  2. Intercala el queso con una lámina de papel y apila un máximo de 10 capas.
  3. Introduce la pila de queso en una bolsa hermética o en un recipiente para congelador y escribe la fecha.
  4. Cuando desees utilizarlo, retira las láminas con ayuda del papel.

El queso en sus diferentes presentaciones puede permanecer dentro del congelador un máximo de 6 meses, si se guardó de la forma adecuada. No obstante, te recomendamos consumirlo antes de los 3 meses y evitar descongelar hasta el momento de consumo total, descongelando únicamente los trozos que deseas utilizar para el momento. De igual modo, no excedas el tiempo de congelación de quesos cremosos a más de 1 mes para evitar que su contenido graso se diluya y dañe el queso.

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Cómo conservar el queso para que no se dañe

Si bien es cierto que el queso es uno de los alimentos más delicados cuando se trata de su preservación, hay algunos consejos para conservar el queso que puedes seguir para que te dure el mayor tiempo posible, no se ponga duro y no le crezca moho. De esta forma, podrás sacarle el mayor provecho sin la necesidad de congelarlo.

  • Los quesos deben transpirar: por esa razón, no debes envolverlos en papeles plásticos que no le permitan respirar, ni tampoco en tuppers que concentren su humedad. Lo mejor para conservarlos es utilizar una quesera o usar papel microperforado o papel de horno. Si lo guardas en un tupper, asegúrate de envolverlo primero en este papel.
  • Mantén la temperatura adecuada: si se trata de un queso de tapa dura, lo mejor es conservarlo entre unos 8 y 12 grados. Los quesos blandos se llevan mejor con temperaturas más frías, entre los 4 y los 8 grados. En cualquier caso, lo mejor es que los conserves en el cajón de las verduras, pues es el lugar más cálido del refrigerador.
  • Cubre las partes que hayas cortado: si cortas un pedazo del queso, asegúrate de cubrir esa parte con papel. No cubras la corteza, puesto que esta debe tener lugar para respirar.
  • Conserva el queso en aceite: algunos quesos como los curados y semicurados pueden conservarse mejor si los sumergimos en aceite de oliva en un recipiente. Si quieres, puedes agregar hierbas como el laurel y el romero.

Cuánto dura el queso: tiempos de conservación

Los quesos poco curados o bajos en grasa son los que menos te durarán en el refrigerador, con un promedio de entre 15 a 20 días. Por su parte, los quesos de tapa prensada pueden conservarse entre 1 y 2 meses si se mantienen correctamente en la nevera. Los quesos de oveja de tapa prensada son los que tienen un mayor tiempo de conservación, pueden durar meses antes de dañarse.

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