La palabra tuco deriva del idioma genovés tuccu, esta servía para denominar a un ragú, es decir, una salsa estofada con base de tomate y carne vacuna. En esta oportunidad, cambiaremos la carne vacuna por pollo, ideal para quienes quieren consumir una versión más saludable, para quienes no les gusta la carne o para probar una alternativa distinta igual de rica. Puedes hacerla para acompañar pastas simples o rellenas, así como combinarlo con crema, pesto o salsa blanca, si lo deseas.
Asimismo, en RecetasGratis te enseñamos cómo hacer tuco de pollo. ¡A cocinar!
Para empezar con la preparación del tuco de pollo, pela y pica la cebolla para saltearla en una sartén a fuego máximo con 1 cucharadita de aceite. Cuando el salteado empiece a secarse, añade unas cucharadas de agua caliente para evitar que se pegue, repite varias veces. Esto hará que tu cebolla quede caramelizada.
Cuando la cebolla esté dorada, agrega el morrón también limpio y picado, sin las nervaduras blancas y las semillas. Baja el fuego a medio y cocina por unos minutos, repitiendo el agregado de agua si se seca el salteado.
Cuando la verdura esté cocida, llévala al borde y sube el fuego al máximo nuevamente. A continuación, en el centro agrega otra cucharadita de aceite y la suprema de pollo cortada por la mitad para que no sea tan alta. Cuando se dore, gírala y dórala por el otro lado.
Con ayuda de dos tenedores, desmenuza la suprema y agrega la salsa de tomate y el extracto de tomate. Condimenta con el tomillo y pimentón. Baja el fuego a mínimo y cocina por unos 20 minutos. Puedes taparlo para que no se evapore tanto líquido de tu tuco.
Antes de servir el tuco con pollo, puedes añadir una pizca de bicarbonato de sodio para evitar que el tuco argentino te genere acidez. ¡A comer! Cuéntanos si lo pruebas y comparte la foto del resultado final.
Si te ha gustado la receta de Tuco de pollo, te sugerimos que entres en nuestra categoría de Recetas de Salsas rojas.
Como comentábamos al principio de la receta, puedes servir el tuco de pollo con pastas simples, como tallarines, spaghettis, ñoquis, penne o fusilli, así como pastas rellenas como sorrentinos de espinaca o sorrentinos de ricota, que combinan perfectamente con el pollo y el tomate. Por otro lado, puedes congelarlo en porciones para tenerlo listo para consumir durante unos 3 meses aproximadamente.